lunes, 26 de abril de 2010

Lo que no sé decir

Le estoy hablando, diciéndole una vez más que la pensé todo el día, como le dije ayer, como le vengo diciendo hace más o menos una semana -o un poquito más-. Lo que no puedo explicarle, es que no es simplemente pensarla lo que hago, sino que la tengo incorporada adentro mío todo el tiempo. Cada imagen que se asoma en mi mente de mi futuro, está acompañada de la de ella. Se me hace completamente inevitable no imaginarme con ella.
Pasan los días y más me doy cuenta de cómo se metió en mi vida, en mi cuerpo, en mi corazón, en mi panza que se llena de mariposas cada vez que la siento conmigo.
Pensando y pensando aún más, pierdo el miedo a lo que pueda llegar a salir mal, porque me hace creer de nuevo que no va a salir mal. A veces me cuesta caer en la cuenta de que está siempre conmigo, y para mí, así como yo estoy para ella.
La quiero por lo que es, y la quiero más por todas esas cosas que no es; y esto es algo que nunca me había pasado, que nunca había sentido, que nunca había escrito, que nunca había pensado. La quiero tanto que siento cómo late de rápido mi corazón al escribir esto.
Siento todos los días que la quiero conmigo, la quiero conmigo siempre...

sábado, 24 de abril de 2010

Hago silencio.
Pienso.
Pienso profundamente,
para mis adentros.
Diviso mentalmente cada una
de las líneas de tu cara de niña.
Siento la textura de tu pelo
correr entre mis dedos.
Aquí es cuando comienza todo...
Lleno mis pulmones inhalando
un aire que imagino es el tuyo.
Me invade nuevamente esa sensación,
ese sentimiento, de querer cuidarte eternamente.
Me pregunto por enésima vez
por qué elegí esto,
por qué lo elegí sabiendo (de memoria)
las consecuencias que traería.
Mejor dicho, las consecuencias
que me traería...
Porque aquí, seamos todos honestos,
la que sigue sintiendo soy yo,
la que sueña con nosotras, soy yo,
la que sigue besando tu espalda
para despertarte, soy yo,
y la que besa tu boca dormida, soy yo...
Me da temor recordarte tanto,
extrañarte tanto.
No creo eso sea bueno,
pero, a fin de cuentas, ¿cómo evitarlo?
¿Cómo evitar enternecerme con tu voz fingida?
Aún sabiendo que todo fue y es mentira,
me hago creer a mí misma que te creo,
que creo en vos,
en lo que decís y en lo que decís que hacés,
que no es lo mismo que lo que hacés,
eso está más que claro.
No puedo evitar sentir así,
porque ese día a tu lado, yo te quise,
porque esa noche a tu lado, yo te amé.
Te amé con el cuerpo,
con el alma,
desde adentro,
y, lo más importante,
te amé con la mente...
Todavía sigo abrazándote fuerte al dormir,
sigo cuidándote aunque tal vez
otra te cuide ya...
Mi cuerpo no,
pero todo lo demás que me forma
sigue con vos.
Hay una parte de vos que quedó acá,
no se va,
y por no saber qué parte es,
no puedo sacarla,
simplemente no puedo...
Que si te hablo mal no es por odiarte,
ni por no quererte,
es porque así lo tengo que hacer,
no tengo opción,
no me permito tener opción;
porque si vuelvo completamente a vos,
me estaría humillando como mujer,
como persona.
Me repito que todo termina
en algún determinado momento,
entonces también te tendrás que terminar vos,
como todo lo demás,
finalmente.
Y a veces hasta me da miedo
que no te termines más,
que nunca desaparezcas.
"No pasa nada,
esta no es la primera vez,
ya sabés cómo es...", repite ella...